Opinión

Hoy es un día para resignificar la “raza” y declarar que las sociedades aún tienen deudas históricas con los pueblos indígenas heredadas del periodo de la conquista. En Colombia, esa deuda es particularmente evidente con las mujeres indígenas víctimas de violencia sexual.

Una de las preguntas centrales en el mundo jurídico es cómo reparar a las personas que sufrieron pérdidas y heridas de profundo calado por hechos violentos, como aquellos ocurridos en un conflicto armado de más de 60 años.

¿Qué tanto ha cambiado esta percepción en la actualidad? Los prejuicios colectivos étnico-raciales siguen vigentes hoy más que nunca. Las denuncias sobre discriminación racial se dan en diferentes ámbitos sociales y económicos.

Detrás de estos pequeños triunfos hay gente aguerrida que no se ha dejado doblegar por la lentitud del Estado o las violencias que los atormentan.

Dada la situación de violencia en la región fronteriza, la Defensoría del Pueblo de Colombia y organizaciones de la sociedad civil colombianas y venezolanas vienen alertando sobre la grave situación de violencia e inseguridad en esta zona.

Nada hay de malo en impulsar el desarrollo empresarial en el campo o en reglamentar las ZDE, pero eso no debe hacerse en detrimento de la economía campesina y del acceso a la tierra del campesinado, como infortunadamente lo hace este proyecto, que prevé la entrega de baldíos a empresas nacionales o extranjeras, inicialmente en uso por 15 años, pero adjudicables ulteriormente a esas empresas.

No es que Trump mienta y matonee porque carece de ética; es que hace eso porque su ética es tribalista, restringida, válida solo entre los de su grupo.

La prevención de las enfermedades y la promoción de una vida cada vez más saludable va mucho más allá de nuestros sistemas de salud. Tener una mejor salud pública implica observar nuestro entorno para modificar los factores que afectan nuestra salud y calidad de vida.

Juliana vivió 38 años de dolor, de lucha, de resistencia por ser quien era, y cuando murió, un titular tiró a la basura toda esa historia con un pronombre masculino.