Sería contradictorio, jurídicamente inaceptable y políticamente inconveniente, que el Gobierno reanudara las fumigaciones con glifosato en el Catatumbo, argumentando que hubo un aumento de los cultivos de coca en esa zona.

Hay un poema célebre, atribuido de manera errónea a Jorge Luis Borges, que dice lo siguiente: “Si pudiera vivir nuevamente mi vida,/ en la próxima trataría de cometer más errores./ No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más./ […] tendría más problemas reales y menos imaginarios”. El poema no es muy bueno, pero habla de algo cierto y es la facilidad con la cual los seres humanos nos despistamos cuando intentamos hacer la distinción entre lo que vale la pena y lo que no vale la pena.

Me tocó en suerte presenciar el reciente referendo griego sobre las negociaciones con los países del euro.

El referendo realizado en Grecia la semana pasada mostró el rechazo mayoritario de la población griega frente a las medidas de austeridad necesarias para recibir un nuevo salvamento por parte del Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea.  

La vigencia de los derechos humanos sólo es posible si existe debido proceso penal, el cual incluye el derecho a tener una defensa penal efectiva.

En materia de seguridad parece que a las autoridades hoy día les importa más la percepción que la acción. Cuando lo que vale es lo que los ciudadanos perciben, las estrategias se encaminan más al marketing de los problemas que a las soluciones de fondo.

Me gusta el blues. Es un género musical basado en 12 compases que se acompañan de una especie de quejidos y producen una sensación de dulce melancolía.

Hoy en día, en medio de Bogotá, se dice que las raíces de los negocios están en el campo.